jueves, 13 de agosto de 2009

Jackson, de la genialidad al exceso

Michael Jackson (1958-2009)

La primera vez que supe de Michael Jackson fue los años setenta, pero no porque era parte de los ya famosos The Jackson Five, sino más bien por la canción principal de la cinta “Ben, la rata asesina”, yo era un niño y mis papás me había llevado a la premiere de este filme. Creo si la mente no me falla fue en el Teatro Metropólitan.

“Ben” resonó en mi cabeza durante muchos años, una canción llena tristeza, pero pienso que la registré porque en realidad la cinta me impactó, sobre todo al abordar la extraña amistad que entabla un niño y una rata que dirige a una horda de roedores causando pánico y muerte en las calles. Tal vez ahí nació mi fobia a grados límite por estos pequeños depredadores, en fin eso es tema para el psicoanalista, pero lo cierto es que infancia es destino.

Sin embargo, debo reconocer que entrando a la adolescencia Michael Jackson estuvo ahí marcando a mi generación de una manera brutal. Eran los inicios de los 80, justo cuando se estrenó el video del tema “Thriller”, también espero que no me traicioné la secretaria del olvido, en el programa de “A toda música” conducido por Elsa Saavedra.

Recuerdo que era un sábado por la noche, y se trató de un video de más de 10 minutos en donde se definiría el estilo de un Michael Jackson innovador y propositivo.

Con una estructura cinematográfica la historia planteaba a una pareja de novios que de pronto en mitad del bosque él le entrega el anillo de compromiso, pero bajo el claro de la luna el comienza su transformación en hombre lobo, para así dar paso a un coreografía espectacular llena de zombies saliendo de sus tumbas.

El álbum de “Thriller” vendió 104 millones de discos por el mundo y encumbró a Jackson como el Rey del Pop, pero de este disco se desprendieron otros temas como “Beat it” y “Billie Jean”, en donde de nuevo Michael destacaba por su singular forma de bailar, su movimiento de cadera, su patadas al aire…

Michael Jackson fue más que una moda, más bien fue una inyección de vitalidad a los 80 y su pop inundando todo. Su chamarra roja, sus calcetines blancos con lentejuelas doradas, sus pantalones al tobillo, sus guantes con pedrería se convirtieron en su look para conquistar el mundo.

Sin embargo, a ciencia cierta no sé que pasó, vinieron más discos y éxitos como el de “Bad” o “Black or Whit” pero también una vida de excentricidades, su rostro y su piel comenzó a transformarse, era como ver a Diana Ross, pero en blanco.

Después una serie de escándalos su boda con Lisa Marie, hija de Elvis Presley, sus hijos Prince y Paris, que tuvo con una enfermera, pero sobre todo la sacudida mundial que tuvo la demanda por abuso sexual a un menor, de la cual fue exonerado, lo que ocasionó que su carrera, se desplomara desde 1993 sin volverse a recuperar, de hecho se había anunciado su regreso con varios conciertos en Londres que ya habían sido agotados para el año próximo.

Luego de que me enteré de la noticia de había muerto en Los Ángeles, a los 50 años de edad, me vinieron a la mente tantos recuerdos que tengo a través de su música, pero con el tiempo entendí que Michael Jackson, llamado a ser un grande, no pudo sobreponerse a una vida familiar de explotación, a su lucha por ser otra persona, atrapada en el cuerpo de un negro. Creo que su genialidad no había dudas, pero también estoy convencido que fue un hombre atormentado, infeliz, convertido también en un fenómeno mediático y presa de los escándalos.

Y si lo ha de juzgar la historia, que así sea.

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