jueves, 20 de agosto de 2009

¿Quién gana con un festival de cine?

En los últimos años en México se ha dado un fenómeno peculiar y es que el síndrome de “festivalitis” de cine se ha esparcido de Norte a Sur y bien los que ganan finalmente son espectadores que pueden ver propuestas fílmicas que difícilmente llegan a la cartera comercial, también se ha convertido en toda una industria.

Hasta hace menos de una década en el país existían sólo dos o tres festivales, el principal por su trayectoria resulta el Festival Iberoamericano de Cine en Guadalajara que lleva más de 20 años, pero después el de Morelia con sus seis ediciones, se ha colocado como uno de los más vanguardistas y de mayor aliento, el FICO en la ciudad de México se volvió una alternativa para los chilangos, el FICA en Acapulco busca recuperar este puerto como destino cinematográfica de corte internacional.

En Chihuahua ahora se desarrolla el primero en la capital del estado, pero ha habido varios intentos que naufragaron como el de Paso del Norte, en ciudad de Juárez, el año paso se realizó el primero y único llamado Festival internacional de Cine de la Frontera.
Monterrey celebra justamente en estos días su quinto festival de cine, y Durango realizó su primer certamen, especializado en cine mexicano en el mes de abril.

Pero también están festivales de cine en Toluca, el de la Memoria, en Tepoztlán, el festival de Cine y Medio Ambiente en Cuernavaca, el de Documentales en el DF, el Festival de Cine Fantástico y de Terror, en Tlalpujahua, el Festival de Cine Macabro en la ciudad de México, el Tour de Cine Francés, el Festival Riviera Maya, el Festival de Cine en las Calles, el Festival de Cine Internacional en Cancún, Expresión en Corto, en Guanajuato, el Festival de Cine de Zacatecas, Africala, el Festival de Cine Latinoamericano de Oaxaca, y los que se acumulen.

Es evidente que un encuentro de esta naturaleza genera una derrama económica para la localidad donde se celebra, por la participación del público que asiste, también una promoción turística importante, pero también resulta cierto que algunos de estos festivales se convierten en un negocio rentable o en una plataforma política para quienes los organizan o ¿no?

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