jueves, 13 de agosto de 2009

Michael Jackson ahora en el cine

“This is it” es el nombre de la cinta que se estrenará en todo el mundo a partir del 30 octubre próximo con el sello de Sony Pictures, en donde se recrean los últimos ensayos del concierto que preparaba Michael Jackson, el rey del pop.

La película hecha en High Definition, con sonido digital y con escenas en 3ª Dimensión, hace un recuento de la carrera de Michael Jackson, y también contará con entrevistas con amigos y colaboradores cercanos al astro del pop, para que a través de sus testimonios se reconstruya su historia.

El filme cuenta con el respaldo de los familiares y beneficiaros de Jackson y muchas de las escenas que integran el pietaje, fueron tomados en el mes de junio en el STAPLES Center en Los Ángeles California y en The Forum en Inglewood, en California, cuando el intérprete de “Thriller” preparaba la serie de 50 conciertos que daría en Londres.

Sin duda, Michael Jackson es una estrella que marcó la historia de la música y de la cultura del siglo XX, y su muerte todavía es un misterio; pero la duda asalta, esta cinta es un tributo, un homenaje o sólo un camino para convertirlo en una franquicia que aún después de muerto siga generando ganancias como otros mitos del mundo del espectáculo como Elvis Presley, James Dean o Marilyn Monroe, ¿todo sea por el show business?

El pasado nos vuelve a pasar

Hace mucho tiempo, los muñecos de G.I. Joe se convirtieron en un suceso para los niños, pues se supone que Stanley Weston decidió crear a estos militares dotados de articulación en brazos y piernas, para competir con la famosa Barbie, y fueron lanzados al mercado en 1964.

El éxito de estos muñecos se extendió en los setenta y ochenta, porque no había infante que no anhelará tener uno de ellos. Muchos esperábamos la Navidad, el cumpleaños o el Día de Reyes para tener uno, porque tampoco eran baratos ni se ofertaban al dos por uno, y mucho menos la piratería tenía el mismo auge que tiene hoy.

La creación de estos juguetes estaba inspirada en la cinta de “The Story of G.I. Joe” que dirigió William Wellman en 1945, antes David Breger creó un cómic especial de G.I. Joe para los militares estadounidenses, durante la Segunda Guerra Mundial, y comenzó a editarse en junio de 1942.

Con el paso de los años, G.I. Joe fue un referente de aventuras, de acción y diversión, pues se trata de un comando de élite con sofisticadas armas y capaz de cumplir las misiones más difíciles. Ahora que recién vi la nueva versión cinematográfica de “G.I. Joe, el origen de la cobra” realmente puedo decir sin pudor que es la película más entretenida de este singular verano, marcado por la crisis económica mundial, la influenza y la violencia generalizada, pues aunque para mí fue un atentado a la nostalgia, tiene los elementos necesarios para pasarla bien, es decir acción, efectos especiales, humor, y sobre todo no pretende más que divertir y esto a estas alturas se agradece.

El futuro no existe, se construye

Hace 25 años comenzó una de las sagas más importantes del cine moderno, se trata de “Terminator” creación de James Cameron, una franquicia visionaria que abría el tema de la conquista, en un futuro, de las máquinas sobre la humanidad.

Arnold Schwarzenegger, hoy el gobernador de California, fue el protagonista de tres de estas historias donde daba vida un ciber letal y superdesarrollado que viaja en el tiempo para resolver el futuro.

Recuerdo que tenía 15 o 16 años cuando vi la primera entrega de este exitoso serial, pero después vendría mi favorita “Termanitor ll”, también dirigida por Cameron en donde frases como “Hasta la vista baby” se volvieron emblemáticas de una generación, pero en particular recuerdo unas palabras me quedaron grabadas las de Sarah Connor cuando le dije a su hijo adolescente: “El destino (futuro) no existe se construye ” esto en alusión de que el pequeño John sería en el futuro el líder de la resistencia en la lucha contra los peligrosos robots creados por la compañía Skynet.

Ahora que se estrena la cuarta entrega de “Terminator, la salvación” con la dirección de McG, en donde el actor Christian Bale da vida a John Connor, no puedo evitar pensar en el pasado, en los años adolescentes alejados de las responsabilidades y entregado por completo al cine de todo tipo, de hecho recuerdo que repetía sin pudor que mi héroe favorito era Schwarzenegger, palabras que hoy no podría decir ni en broma sobre todo cuando su gobierno no ha tenido el mismo heroísmo con la población latina en California.

Pero aunque esta cuarta entrega es más sombría y apocalíptica, y tiene un despliegue de efectos especiales impresionantes, me quedo con la segunda parte de “Terminator” y aquí cabe la máxima de que el pasado es mejor que el presente o ¿no?

Roedores al rescate

Por décadas los estudios de Disney han educado al público a entender el mundo del cine animado, sus películas desde mediados del siglo XX se convirtieron en grandes clásicos quién puede olvidar títulos como “Blanca Nieves y los siete enanos”, “La cenicienta” o “Fantasía”, pero con los nuevos tiempos también esta compañía ha tenido que modificar su manera de trabajar y sobre todo ofrecer historias más audaces y arriesgadas.

Ahora le toca el turno a “Fuerza G” una cinta en la que un grupo de roedores son entrenados en un programa secreto como agentes especiales que aspiran su ingreso a las filas de FBI, y para ello, junto con su entrenador, tratarán de poner en evidencia los planes de un industrial de la tecnología que busca acabar con la humanidad, sin embargo nadie cree en este proyecto y se buscará acabar con él y así cancelar el entrenamiento de animales para operaciones de espionaje.

La oferta de Disney se centra en animación en tercera dimensión, en donde los pequeños protagonistas interactúan con actores reales; el resultado es una película divertida que entretiene y divierte a los niños, y como en otras ocasiones Disney signa en este filme su discurso reiterativo sobre la importancia de la solidaridad, la amistad y la tolerancia.

Pero una duda que me asalta, ¿por qué ratones, o roedores? Sin duda, Micky Mouse es su carta estelar en Disney, pero también me vienen a la mente cintas como “Bernando y Bianca”, los ratoncitos de “La Cenicienta”, “Stuar Little” o el famoso chef de “Ratatouille”, por mencionar algunos.

Lo cierto es que los ratones causa una ineludible animadversión, por la fobia que se les tiene, ante su poder destructivo, pero es extraño que sean los más solicitados en el cine, a diferencia de otras especies menos repulsivas o ¿no?

Harry Potter y la magia sigue

Yo no soy fan ni seguidor de las novelas de Harry Potter, sin embargo las he visto todas las películas que del otrora pequeño aprendiz de mago se han hecho y entiendo perfectamente el porqué de su éxito.

Tan sólo hay que revisar los más 36 millones de pesos que consiguió en su estreno el pasado jueves de “Harry Potter y el Misterio del Príncipe”, colocándose como una de la más taquilleras en la historia de nuestro país.

Sin embargo, a esta nueva aventura de Harry y sus amigos, siento que le falta acción y mucha magia, ya que se concentra más en explorar la parte emocional de los personajes que ya han crecido y andas explorando los terrenos del primer amor.

Me parece correcta la producción como la franquicia que es, pero espero que las dos últimas entregas resulten más efectivas y sobre todo que se equipare al fenómeno cultural que se convirtió la novela de J. K Rowling, en donde Potter es menos ingenuo y cándido ¿o no?

La criminalidad al descubierto

El cine cumple varias funciones, la principal es entretener, digamos que el objetivo básico, pero también esta la otra la de revelarnos mundos, que aunque parezcan desconocidos, no lo son tanto, y en donde se exponen realidades abrumadoras y asfixiantes.

Y es que ahora, que se estrena en México “Gomorra”, cinta dirigida por Matteo Garrone, y que se ha convertido como parte del resurgimiento del cine italiano contemporáneo, uno como espectador no deja de impactarse de ver cómo esta mirada, casi de documental, del director nos narra lo que ocurre en un suburbio de la ciudad de Nápoles, controlada por la Camorra, es decir son bandas delictivas que están en todos lados, y donde la policía no tiene cabida.

Siempre que se habla de la mafia, hay como este espíritu cinematográfico, por lo menos eso me pasa a mí. Se habla de capos, ligas de poder y mi remitente es Marlon Brandon en “El padrino” de Francis Ford Coppola, sin embargo, la mafia a la que se refiere “Gomorra” es más descarnada y cruel, pero como ocurre con cualquier grupo criminal del mundo.

Sólo basta ver en México lo qué sucede con los diferentes cárteles de la droga que detentan las principales plazas del país, que han creado todo un estilo, que se explica en la narcocultura.

“Gomorra” basada en la novela homónima de Roberto Saviano se estrenó en el Festival de Cannes del año pasado y obtuvo el Gran Premio del Jurado, pero también le representó al autor ser sentenciado a muerte por la mafia napolitana y vivir oculto en alguna rincón del mundo; otro de los precios que cobran los grupos criminales donde no soportan que nadie hable más de la cuenta y mucho menos que sean expuestos al escrutinio público.

Es terrible y cruda la manera en que “Gomorra” habla del estado de violencia permanente, donde la vida tiene un precio, y ese lo designa el líder de cada banda, y cómo todo se va convirtiendo en un festín de muertes, sobornos, corrupción, en un laberinto sin salida. Donde las principales víctimas son precisamente los niños y jóvenes que encuentran en la Camorra la única alternativa de vida o muerte.

Ver “Gamorra” representa también ver lo que ocurre del otro lado del Atlántico, aquí donde los narcos y el crimen organizado parecen un solo, por eso la urgencia de revisar este tipo de cine que consterna, preocupa e indigna, como las miles de muertes a causado la violencia y la criminalidad en el orbe.

¿Y Peter Pan?

En los últimos años el cine de animación se ha convertido en todo un fenómeno cinematográfico y comercial. Si bien la industria de Walt Disney encumbró su poderío a través de historias de princesas, príncipes y la maldad representa por brujas emblemáticas. Hoy lo dibujos animados en el cine son menos cándidos y edulcorados como antes.

Y esto tiene que ver con que los estudios de Hollywood han reorientado su mercado. En un principio se pensaba que era sólo para niños y los papás tenían que sobrevivir a la mayoría de estos filmes.

Sin embargo, con el estreno “Sherk”, de Dreamworks, esto cambió radicalmente porque la propuesta parecía enfocada a cautivar a los adultos y así fue.

Debo reconocer que a mí me aburrían mucho las cintas de animación. Recuerdo también que crecí viendo toda la dinastía creada por Warner Brothers y todo lo que pasaban por televisión, aunque mi favorita siempre fue la caricatura de “Don Gato”, tal vez por eso las cintas me parecían una bobada, pero ciertamente en los últimos años me encontrado con propuestas delirantes, que distan mucho de ser para niños.

Incluso antes era muy difícil ver en los cines que programaban películas de animación a jóvenes o adultos solos, a menos que fueran acompañando a un niño. Hoy sobre todo en la funciones de la noche estas cintas registran una buena audiencia del público adulto.

Hace muy poco me sorprendió mucho “Up” la cinta de Pixar y Disney, y de hecho me conmovió, no sé si a los niños que la vieron, pero me pareció entrañable, sobre todo porque su protagonista era un anciano solo que tiene que recuperar su deseo por vivir y esta opinión fue compartida por amigos de mi generación.

Todo esto viene a cuento, porque se estrena “La era del hielo 3”. Yo particularmente me quedo con la primera parte, porque me pareció muy divertida, pero esta última entrega es verdaderamente alucinante y con mucha acción y es seguro que chicos y grandes se la pueden pasear muy bien.

Y no es cuestión de sacar al niño que llevamos dentro, porque en el fondo todos quisiéramos vivir en Nunca Jamás y que las responsabilidades no nos abrumaran. Crecer tienes su ventajas, pero lo más importante, creo, es nunca perder la capacidad de asombro o ¿no?

Jackson, de la genialidad al exceso

Michael Jackson (1958-2009)

La primera vez que supe de Michael Jackson fue los años setenta, pero no porque era parte de los ya famosos The Jackson Five, sino más bien por la canción principal de la cinta “Ben, la rata asesina”, yo era un niño y mis papás me había llevado a la premiere de este filme. Creo si la mente no me falla fue en el Teatro Metropólitan.

“Ben” resonó en mi cabeza durante muchos años, una canción llena tristeza, pero pienso que la registré porque en realidad la cinta me impactó, sobre todo al abordar la extraña amistad que entabla un niño y una rata que dirige a una horda de roedores causando pánico y muerte en las calles. Tal vez ahí nació mi fobia a grados límite por estos pequeños depredadores, en fin eso es tema para el psicoanalista, pero lo cierto es que infancia es destino.

Sin embargo, debo reconocer que entrando a la adolescencia Michael Jackson estuvo ahí marcando a mi generación de una manera brutal. Eran los inicios de los 80, justo cuando se estrenó el video del tema “Thriller”, también espero que no me traicioné la secretaria del olvido, en el programa de “A toda música” conducido por Elsa Saavedra.

Recuerdo que era un sábado por la noche, y se trató de un video de más de 10 minutos en donde se definiría el estilo de un Michael Jackson innovador y propositivo.

Con una estructura cinematográfica la historia planteaba a una pareja de novios que de pronto en mitad del bosque él le entrega el anillo de compromiso, pero bajo el claro de la luna el comienza su transformación en hombre lobo, para así dar paso a un coreografía espectacular llena de zombies saliendo de sus tumbas.

El álbum de “Thriller” vendió 104 millones de discos por el mundo y encumbró a Jackson como el Rey del Pop, pero de este disco se desprendieron otros temas como “Beat it” y “Billie Jean”, en donde de nuevo Michael destacaba por su singular forma de bailar, su movimiento de cadera, su patadas al aire…

Michael Jackson fue más que una moda, más bien fue una inyección de vitalidad a los 80 y su pop inundando todo. Su chamarra roja, sus calcetines blancos con lentejuelas doradas, sus pantalones al tobillo, sus guantes con pedrería se convirtieron en su look para conquistar el mundo.

Sin embargo, a ciencia cierta no sé que pasó, vinieron más discos y éxitos como el de “Bad” o “Black or Whit” pero también una vida de excentricidades, su rostro y su piel comenzó a transformarse, era como ver a Diana Ross, pero en blanco.

Después una serie de escándalos su boda con Lisa Marie, hija de Elvis Presley, sus hijos Prince y Paris, que tuvo con una enfermera, pero sobre todo la sacudida mundial que tuvo la demanda por abuso sexual a un menor, de la cual fue exonerado, lo que ocasionó que su carrera, se desplomara desde 1993 sin volverse a recuperar, de hecho se había anunciado su regreso con varios conciertos en Londres que ya habían sido agotados para el año próximo.

Luego de que me enteré de la noticia de había muerto en Los Ángeles, a los 50 años de edad, me vinieron a la mente tantos recuerdos que tengo a través de su música, pero con el tiempo entendí que Michael Jackson, llamado a ser un grande, no pudo sobreponerse a una vida familiar de explotación, a su lucha por ser otra persona, atrapada en el cuerpo de un negro. Creo que su genialidad no había dudas, pero también estoy convencido que fue un hombre atormentado, infeliz, convertido también en un fenómeno mediático y presa de los escándalos.

Y si lo ha de juzgar la historia, que así sea.

De vuelta al pasado

Debo reconocer con cierto cinismo que en muchas ocasiones me puedo entregar sin reparo a la comedia romántica, y hasta puedo llegar a conmoverme. Si lo sé, soy un cursi y algunos pensarán que es demasiada frivolidad, pero no lo creo, la comedia tiene un efecto catalizador en todos, siempre y cuando conectes con la historia y tu estado de ánimo sea el más consecuente, porque de lo contrario se puede volver una pesadilla.

Y ciertamente, la comedia romántica no distingue género, clases social ni estado civil, porque de lo contrario que tire la piedra el que esté libre de culpas y no se haya sentido ese extraño mariposeo en el estómago cuando se tiene o se busca a la media naranja.

Y todo esto viene a cuentas porque recién vi “17, otra vez”, una cinta ligera protagonizada por Zac Efron, donde un joven y prometedor basquetbolista trunca su sueños para casarse con la novia ideal, que está embarazada, pero 20 años después se lamenta de todo.

Sin embargo, por un extraño "milagro" vuelve a tener 17. Sí lo sé, resulta inverosímil pensar que Zac Efron será Matthew Perry en el futuro, y eso es sólo producto de una mente totalmente distorsionada, pero en el mundo de Hollywood todo es posible.

Pero justo viendo esta película me di cuenta, que a veces es necesario ver la foto del 20 años después. Cuando somos estudiantes existe la promesa del puede ser, pero adultos la realidad asalta. ¿Somos lo que anhelábamos ser? o ¿lo que pudimos ser? Por eso creo que es necesario parar y preguntarnos sin pudor ¿quiénes somos? y ¿qué queremos ser? o ¿no?

Y es que la película de “17, otra vez” de verdad me divirtió, con todo y su carga moralista edulcorada, sobre una historia que tiene como eje redentor, el amor filial y el de la pareja. Pero sobre todo, la película me hizo pensar que cosas había en mí mundo actual que demandaban cambiar y que era productor de decisiones pasadas.

Creo que el cine no sólo es entretenimiento, es más que es eso, es una posibilidad de vernos reflejados ahí, a veces con más claridad, como si el guionista haya hurgado en nuestras vidas y sin consentimiento cuente todo en la pantalla, o bien con pequeños esbozos en donde nos podemos mirar.

Pero lo más importante de todo es reconocer como dice la Agrado de “Todo sobre mi madre”, uno es más auténtico cuando más se parece a lo que soñó de sí mismo ¿será?