jueves, 13 de agosto de 2009

De vuelta al pasado

Debo reconocer con cierto cinismo que en muchas ocasiones me puedo entregar sin reparo a la comedia romántica, y hasta puedo llegar a conmoverme. Si lo sé, soy un cursi y algunos pensarán que es demasiada frivolidad, pero no lo creo, la comedia tiene un efecto catalizador en todos, siempre y cuando conectes con la historia y tu estado de ánimo sea el más consecuente, porque de lo contrario se puede volver una pesadilla.

Y ciertamente, la comedia romántica no distingue género, clases social ni estado civil, porque de lo contrario que tire la piedra el que esté libre de culpas y no se haya sentido ese extraño mariposeo en el estómago cuando se tiene o se busca a la media naranja.

Y todo esto viene a cuentas porque recién vi “17, otra vez”, una cinta ligera protagonizada por Zac Efron, donde un joven y prometedor basquetbolista trunca su sueños para casarse con la novia ideal, que está embarazada, pero 20 años después se lamenta de todo.

Sin embargo, por un extraño "milagro" vuelve a tener 17. Sí lo sé, resulta inverosímil pensar que Zac Efron será Matthew Perry en el futuro, y eso es sólo producto de una mente totalmente distorsionada, pero en el mundo de Hollywood todo es posible.

Pero justo viendo esta película me di cuenta, que a veces es necesario ver la foto del 20 años después. Cuando somos estudiantes existe la promesa del puede ser, pero adultos la realidad asalta. ¿Somos lo que anhelábamos ser? o ¿lo que pudimos ser? Por eso creo que es necesario parar y preguntarnos sin pudor ¿quiénes somos? y ¿qué queremos ser? o ¿no?

Y es que la película de “17, otra vez” de verdad me divirtió, con todo y su carga moralista edulcorada, sobre una historia que tiene como eje redentor, el amor filial y el de la pareja. Pero sobre todo, la película me hizo pensar que cosas había en mí mundo actual que demandaban cambiar y que era productor de decisiones pasadas.

Creo que el cine no sólo es entretenimiento, es más que es eso, es una posibilidad de vernos reflejados ahí, a veces con más claridad, como si el guionista haya hurgado en nuestras vidas y sin consentimiento cuente todo en la pantalla, o bien con pequeños esbozos en donde nos podemos mirar.

Pero lo más importante de todo es reconocer como dice la Agrado de “Todo sobre mi madre”, uno es más auténtico cuando más se parece a lo que soñó de sí mismo ¿será?

No hay comentarios:

Publicar un comentario